Intervención en la Presentación de ‘Polémica Política’ de Jacques-Alain Miller

Por Vilma Coccoz.

“Las palabras después de haber hablado entran en el silencio.” A través de esta cita de T.Elliot el escultor vasco Jorge Oteiza nos sumerge en una singular reflexión acerca de la doble naturaleza del silencio, que homologa a la doble naturaleza de la nada, hasta llegar a distinguir, en el “río de expresión del arte”, dos estilos del silencio, dos tipos de vacío. En el gesto inaugural, en la creación del crómlech neolítico, Oteiza puede leer la consumación del arte figurativo, cuando el silencio -la palabra de Dios- se hace visible.  Las piedras-palabras están colocadas “en contra” de la realidad; al llevar a cabo -mediante esta operación- la “desocupación del espacio”, el escultor “hace un agujero en el cielo” y encuentra un sitio para su corazón en peligro, una solución para su angustia existencial: con-Nada conquista una porción del espacio.[1]

Es la reflexión consecuente a su propio recorrido como escultor, porque, en el año 1958 se precipitó la nada final, la estatua se había vaciado. Luego de treinta años de abnegada respuesta al “hormigueo en el cuerpo” que le impulsaba a renovar su apuesta experimental anudando su sentimiento de tribu (vinculado al vacío del crómlech vasco) con la exploración del arte contemporáneo (particularmente de la Bauhaus). Negándose a la repetición estéril, decorativa y comercial del arte, advino en él otro hormigueo, el de contribuir a través de la educación estética y de la “poesía política” a la reintegración activa del arte en la cultura. Las profundas razones de su propuesta para la creación de Institutos y laboratorios donde realizar estudios comparados en las distintas disciplinas de la creación se detallan en el libro Los ejercicios espirituales en un túnel.[2]

La lectura de Polémica Política de Miller me ha evocado los términos en que llegó a forjarse el espíritu combativo de Oteiza, especialmente en lo relativo al lanzamiento, en 2017, del “Campo Freudiano Año, año cero” y de la proclama añadida de la orientación, a cargo de JAM 2, consagrada a “hacer existir el psicoanálisis en el campo político.”[3]

Miller se despedía así de JAM 1, había llegado al silencio: “la detención de mi curso sempiterno se me aparece hoy como un esfuerzo desesperado para escapar a la petrificación y reconectar con lo real de la vida.”[4]

JAM 1 había iniciado su combate en el Campo Freudiano precisamente a partir de constatar otro silencio, otro vacío: “los miembros de la EFP habían caído en un psitacismo de Lacan”[5] y en 2011, al escribir Vida de Lacan, Miller se reconocía “encantado con la idea de darle vida, de hacerlo palpitar, danzar…”[6] y lo hizo durante treinta años!

En 2017, con su acto, consigue una verdadera “operación-discurso” aunque no escatima advertencias ante el riesgo de que el silencio roto por su intervención derive a un silencio de masa, de conformidad, aún si reconoce la necesidad de hacer un “frente unido”[7], y admitiendo que tal deriva es de estructura.  Se percibe su preocupación, su búsqueda por encontrar las vías por las que el silencio productivo, el trabajo de lo negativo, del vacío, no quede obturado por el sentido común o por la deriva que “la industria cultural” impone, favoreciendo las distorsiones como el “anhistorismo propio de los EEUU.”

A fin de incidir en lo real la operación-discurso debe sustentarse en la clínica, y se deduce claramente cuando precisa: “El deseo de revolución carece aún de una definición propiamente clínica que tenga consenso o autoridad.”[8] 

¿En qué medida la traducción de los conceptos lacanianos requiere una revisión, para alcanzar, a través del anudamiento entre la lengua -de la tribu- y la lógica del discurso una transmisión verdadera? Parece que Miller apunta a ello, cuando destaca la preservación, por parte de Lacan, de los términos freudianos en alemán[9], junto a la operación simbólica, de metaforización -y por lo tanto de negación- que tuvo lugar en el progreso de su enseñanza. ¿Se trata sólo de una ilustración de lo que sería conservar “lo que no deja de existir”, en este caso, el vacío alojado en la potencia poética de cada lengua en donde Miller sitúa la libertad[10], también la de asociación libre?


[1] En la primera fase de la labor artística la expresión se multiplica y en la segunda se apaga, hasta concluir en una construcción vacía y trascendente, Huts significa, en euskera, “vacío” pero también “puro”, “hueco”, “yerro.”

[2]En Vida de Lacan Miller cita, al perfilar el retrato de Lacan, la Epístola a los Corintios: “Me he hecho todo para todos, para salvarlos a todos:” La fórmula inspiró a Ignacio de Loyola. (Otra coincidencia con Oteiza). Gredos. Madrid. Pág. 59

[3] J.A. Miller, Polémica política. Gredos. Barcelona. 2021. Pág. 415

[4] Ibíd. Pág. 479

[5] Ibíd. Pág. 29

[6] J.A.Miller, Vie de Lacan, La Cause Freudienne nº 79, pág. 309

[7] Miller, Polémica política, op. cit. Pág. 320: “el resorte de mi política favorita”

[8] Ibíd. Pág. 191

[9] Ibídem, Pág. 179

[10] Ibídem, Pág. 329