Publicado en el nº 42 del Blog del pase de la ELP
Esta expresión figura en la conclusión del texto Perfección del análisis de Jacques-Alain Miller cuando alude a esa otra luz, a ese otro saber con el que se vuelve posible iluminar un momento tan singular como es el pase, abogando por tomarlo en cuenta para alumbrar la operación analítica, más allá del estrecho margen de dicho pasaje.
Sol negro, un símbolo esotérico que reviste gran alcance en la historia de la civilización, y no debe extrañarnos encontrarlo en nuestros textos de referencia luego de la lectura de las Notas paso a paso de Miller a propósito del Seminario XXIII, donde nos ilustra acerca del profundo conocimiento de Lacan respecto de estos otros saberes. Confieso que ya me había impactado sobremanera la afirmación de Claude Lanzmann referida a que el sol negro de Auschwitz nos mira, decía, convocándonos a tomar posición.[1]
Salvando las distancias y ateniéndonos al esclarecimiento del viraje[2] desde la posición de analizante a la del analista sobre la que se cernía, en palabras de Lacan, una sombra espesa, se requiere tomar en cuenta una perspectiva no geometral, un n’espace, a fin de ubicar y desentrañar el nudo que enlaza el pase y la Escuela, y que se presenta como una paradoja al reunir estas dos formulaciones: “el psicoanalista se autoriza por sí mismo” y “el discurso analítico no puede sostenerse en uno solo.”[3]
Precisamente, en ese topos se han precipitado diversos síntomas desde que Lacan ubicara allí la novedad de su Proposición y encontrara, él mismo, tantas reticencias para su aprobación en el seno de la EFP, la Escuela que había fundado.
Cuarenta años más tarde de una práctica del procedimiento ininterrumpida (si bien escandida por diferentes crisis) en la ECF, que asumió, desde su fundación, la contra-experiencia, y ya en un marco más amplio que concierne también a las otras seis escuelas, llegamos al auténtico cimbronazo que está teniendo lugar en la AMP, y que fue resumido por Miller en las Ocho puntualizaciones sobre la crisis del pase y en la Introducción de su libro Cómo terminan los análisis. Ambos textos ofrecen un marco de lectura muy preciso para cernir la peculiar forma que han tomado los disfuncionamientos del pase anteriormente y los que se han podido valorar en el contexto actual, esto es, nos permiten leer, retroactivamente, muchos aspectos que fueron distorsionados, ignorados, o no considerados en su verdadera dimensión hasta el punto de poner en peligro la dimensión subversiva y creadora de este peculiar dispositivo lacaniano.
Su propósito sigue incólume, alumbrar la incógnita ¿qué es un analista? ¿cómo alguien puede desear ocupar ese lugar, el lugar de Ya-Nadie, para escribir allí, a través de su decir, su nombre propio? Per-sonare[4], diría Lacan, haciendo de la ecuación personal a la que hacía referencia Freud, la marca singular de los residuos sintomáticos que resultan de la experiencia de un análisis; en el pase del parlêtre que lleva a cabo la per-sona-sinthome.[5]
Lacan, passeur de Freud a la lengua francesa, supo dar vida al germen de su letra: “…campanadas de odio y tumultos de la discordia, sobre esos latidos nos llegó la voz de Freud […] ¿Qué ejercicio para formar espíritus y qué mensaje para prestarle la propia voz!”[6]
Así como fue crucial esta acogida lacaniana del decir freudiano para nuestra Causa, la recepción del testimonio del pasante ha recibido algunas precisiones en el trabajo realizado en la ECF: la mutación debe poder apreciarse en la enunciación, en un estilo singular, un decir que ex-siste a los dichos. Al concederle un renovado valor a la dimensión de ese acto, análogo a un Witz, se concluye que no habrá más de una ocasión.
[1] No deja de ser llamativo que los nazis intentaran apropiarse de esta simbología ancestral.
[2] Viraje remite etimológicamente a la raíz germana wira y se refiere al giro, al cambio de rumbo; se usa fundamentalmente en el lenguaje marítimo al describir la dirección de una nave.
[3] Cfr. Lacan, Televisión, En Otros Escritos. Paidós. Buenos Aires.2012. P.557
[4] En su intervención en la reciente jornada (21/1/2023) Question d’Ecole Laurent Dupont asimiló el testimonio del pasante a una vociferación que implica, por tanto, “poner el cuerpo”.
[5] Nudo de Simbólico, Imaginario y Real personales (JAM).
[6] J.Lacan, La Cosa Freudiana, citado en el capítulo El pase de Freud y la Causa Freudiana de mi libro Freud, un despertar de la humanidad, en donde retomo el nudo entre el lugar de Ya Nadie y la vociferación del verso de Valéry a partir de la lectura de Miller. Edit. Gredos. Barcelona. 2017